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3 de julio de 2021

EL SUSPIRO DE LA VIDA

 Si les resulto un poco pedante con mi forma de pensar con el tema de vida-muerte, perdónenme. Tengo setenta y cuatro años y ni me asusta la vida, ni me asusta la muerte.

Más bien intento pensar en la muerte para sacar más provecho a la vida y vivir la vida para asegurarme en  la muerte. Cosa que hasta ahora no he actuado así: He vivido la vida para cubrir mis necesidades como humano y las de mis allegados, huyendo de cualquier otro planteamiento que no sea el ahora y el mañana inmediato. Por eso, pienso que he dejado pasar gran parte de mi vida con, como se suele decir, lo comido por lo servido. Lo bueno es que, mientras hay vida, hay esperanza de aprovechar mejor el momento actual....

Hay una frase en el Evangelio que dice que quien intenta conservar su vida, la perderá; pero, el que la pierde por los demás, la ganará. 

Parece una contradicción; pero, no:  Es evidente que tenemos que cuidar de nuestra vida; pero, no para usarla sólo  para nuestro regodeo y nuestro egoísmo. Somos seres que nos necesitamos unos a los otros . Si sólo pretendemos que todo baile a nuestro alrededor, sin preocuparnos de los demás, nuestros días no tienen mayor interés y se pierden en la nada. Tenemos que mirar a los demás, intentar entender sus problemas y ayudar según nuestras posibilidades. Tenemos que olvidarnos de nuestra vida y ver las vidas de nuestro alrededor... Tenemos que hacer útil nuestra vida, no sólo para nosotros, sino también para cuantos nos rodean. Tenemos que salvarnos en racimo, no individualmente. La experiencia nos enseña que es más agradable dar que recibir.

No quiero perder más tiempo  pensando en mí sólo.

 Ya es hora de pensar en mí haciéndolo en los que están a mi alrededor. 

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