Páginas

3 de julio de 2021

EL SUSPIRO DE LA VIDA

 Si les resulto un poco pedante con mi forma de pensar con el tema de vida-muerte, perdónenme. Tengo setenta y cuatro años y ni me asusta la vida, ni me asusta la muerte.

Más bien intento pensar en la muerte para sacar más provecho a la vida y vivir la vida para asegurarme en  la muerte. Cosa que hasta ahora no he actuado así: He vivido la vida para cubrir mis necesidades como humano y las de mis allegados, huyendo de cualquier otro planteamiento que no sea el ahora y el mañana inmediato. Por eso, pienso que he dejado pasar gran parte de mi vida con, como se suele decir, lo comido por lo servido. Lo bueno es que, mientras hay vida, hay esperanza de aprovechar mejor el momento actual....

Hay una frase en el Evangelio que dice que quien intenta conservar su vida, la perderá; pero, el que la pierde por los demás, la ganará. 

Parece una contradicción; pero, no:  Es evidente que tenemos que cuidar de nuestra vida; pero, no para usarla sólo  para nuestro regodeo y nuestro egoísmo. Somos seres que nos necesitamos unos a los otros . Si sólo pretendemos que todo baile a nuestro alrededor, sin preocuparnos de los demás, nuestros días no tienen mayor interés y se pierden en la nada. Tenemos que mirar a los demás, intentar entender sus problemas y ayudar según nuestras posibilidades. Tenemos que olvidarnos de nuestra vida y ver las vidas de nuestro alrededor... Tenemos que hacer útil nuestra vida, no sólo para nosotros, sino también para cuantos nos rodean. Tenemos que salvarnos en racimo, no individualmente. La experiencia nos enseña que es más agradable dar que recibir.

No quiero perder más tiempo  pensando en mí sólo.

 Ya es hora de pensar en mí haciéndolo en los que están a mi alrededor. 

19 de junio de 2021

LA ESENCIA DE...

San Agustín cataloga la esencia, según esté o no afectada por el tiempo y el espacio, en tres grupos:
 El que es afectado por ambos, el que es afectado sólo por el tiempo ( no por el espacio) , y el que  no le afecta ni el tiempo ni el espacio.
En el primero están todo lo que se puede medir, pesar, dividir, modificar... La materia.
En el segundo están todo lo afectado por el tiempo y que puede experimentar cambio, pero no tiene forma ni, por tanto, partes. Es un todo indivisible. Son seres espirituales.
El tercero es la sustancia Divina, únicamente Dios. El Ser necesario per se. No es afectada ni por el tiempo ni por el espacio : No tiene cambios ni limitaciones. Es Dios.

El primer grupo es lo que llamamos "materia". Cambia con el tiempo y tiene partes, forma, color, olor... Es inerte, sin vida.
El segundo grupo, los seres espirituales pueden cambiar a mejor o a peor, son seres que reciben una experiencia y son capaces de superación de sí mismos con sus actos. Tenemos la experiencia de todos los seres vivientes tanto vegetales como animales ó racionales. En todos estos seres vivientes, el ser espiritual actúa  dando vida a la "materia" y actuando con ella. Los vegetales viven, crecen, se reproducen y mueren.
Los animales tienen ese mismo ciclo; pero, tienen más facultades que los vegetales ( andan, vuelan, nadan, se relacionan...) Los racionales, tenemos el mismo ciclo que los animales; pero, además tenemos el raciocinio y la voluntad, que nos hace ser superiores a todos los demás seres vivientes que admitan cambios. 
El tercer grupo es sólo para Dios, Esencia Divina, Causa Necesaria, Ser Inmutable.

Hasta aquí, no he dicho nada especial...( ni después lo voy a decir...). Pero, observemos:
Los seres espirituales dan vida a la materia. Luego, si  la dan, es porque ellos la tienen. Evidentemente que han sido creados por Dios. Pero, una vez creados, tienen vida propia, individual. Vivifican la materia, adquieren experiencias, ....(vegetales, animales, hombre)

Centrémonos en el hombre: El hombre consta de materia (1er. grupo) y espíritu (2º grupo).
El espíritu es el que vivifica al cuerpo material y ambos tienen evolución o modificaciones durante la vida : el espíritu adquiere conocimientos por la experiencia, siente alegría, tristeza, cansancio...El cuerpo se va desarrollando, musculando, enfermando, sanando.... y así ambos hasta el momento en que se separan : el cuerpo sigue el desarrollo natural de la materia y el espíritu sigue con su desarrollo, pero sin un cuerpo a quien vivificar. Ahora
la vida la tiene en sí mismo y sigue siendo una sustancia afectada por el tiempo, es decir, que sigue teniendo cambios espirituales ( conocimiento, entendimiento, voluntad...) y actuando. Esta es la nueva situación, igual que la anterior; pero, sin materia, sin el cuerpo.
El espíritu, ya en su fase anterior, descubrió y conoció su "Yo", su identidad frente a "los demás". Sigue siendo "yo", con su individualidad y responsabilidad.

Como católico , creo en la nueva unión, ya definitiva entre mi cuerpo y mi espíritu o mi "Yo", para la cual, mi espíritu se estará preparando ahora que está libre de la materia. Pues, cuando esta unión vuelva a repetirse, será definitiva, aunque, sin cambiar ninguno de los dos de su sustancia: El cuerpo material vivificado y el espíritu, vivificador, con las afectaciones correspondientes a cada uno; y ambos, disfrutando de Dios, de La Eternidad, del Ser Necesario que hace que todo sea así.

22 de septiembre de 2019

¿CREEMOS A DIOS...?

Me ha llamado la atención el evangelio de hoy acerca del administrador sagaz.  Jesús resalta 
la astucia del administrador, el cual , mediante el amaño con los deudores de su señor, intenta
asegurarse un futuro para él, haciéndose amigos a cuenta de reducir lo que debían a su señor.             Y Jesús dice : "Haceos amigos con  los bienes de este mundo, de modo que, cuando tengáis que dejarlos, os puedan recibir en las moradas eternas."
Tenemos clara la enseñanza de Jesús: Dios nos ha dado todo,( tiempo, dinero, salud, enfermedad, familia, conocimiento, …. nos ha dado lo que somos) pero, si eso que hemos recibido lo consideramos como algo exclusivo para nosotros, el tiempo pasa y llega el momento en que ya no nos sirve para nada. Lo tenemos que dejar para que pase a otras manos y nos quedamos sin nada.
Jesús nos dice que no son bienes exclusivos, sino que , los compartamos con nuestros semejantes para que, si somos generosos con estas pequeñeces, Dios nos considerará fiables para el reino de los cielos.
Pero, ¿qué nos ocurre?. Tenemos tan arraigado el sentido de la propiedad que nos aferramos a lo que consideramos nuestro y eso lo defendemos con uñas y dientes, como se suele decir. Tenemos dinero, propiedades, cultura, familia, amigos... y lo queremos mantener para nosotros. Por eso, pasan los
años y.... sorpresa: nos toca morirnos. Dejamos dinero, propiedades, cultura, familia, amigos....
Y, ¿con qué nos quedamos?....¡con las obras de generosidad, compañerismo, ayuda y generosidad que hemos realizado!
Qué nos ocurre!! Lo que tenemos lo vemos como algo real, algo que ya es nuestro y que hemos conseguido. No nos hace cambiar de opinión el ver que constantemente compañeros nuestros, familiares, amigos etc... se mueren y... la vida sigue igual para los que nos quedamos aquí. Queremos hacernos la ilusión de que nosotros no entramos en ese sorteo.  Vemos la palabra de Dios como algo
extraño, irreal, que no va con nosotros....

8 de septiembre de 2018

ESCUCHANDO EL SILENCIO

Esta tarde me encontraba un poco agobiado y  me he ido un rato a la iglesia del Villar.
Todo estaba en silencio. Me he sentado en uno de los bancos y he intentando conversar con
Dios.  No se me ocurría nada interesante que decir y he optado por callar e intentar oír dentro
de mí, pues Dios estaba allí y no necesita que nosotros le demos conversación. He estado así
un rato y, en verdad que no he oído nada. Simplemente he notado que, al cabo del rato, ya no
estaba agobiado, me había relajado. Me ha parecido bien y he pensado que Dios nos ha creado,
que es nuestro Padre y que, como tal, quiere que acudamos a El aunque no le digamos nada.
Quiere que estemos con El, como cualquier padre quiere estar con sus hijos....
Es una tontería, pero volveré más veces. Dios no necesita de nosotros, pero nosotros de El, sí.
Y, aunque no digamos nada, quizá si escuchamos el silencio de nuestro interior, seguro que
nos marchamos mejor que cuando llegamos.

4 de agosto de 2018

ANDANDO EL CAMINO

Me resulta llamativo observar la cantidad de veces que a los setenta y un años pienso en la
muerte. No recuerdo en ninguna otra etapa de mi vida que tuviese tan presente este tema.
Y me alegra que así sea, pues es algo tan natural y necesario, que el que pensemos en ello
o no, no por eso vamos a adelantar ni a retrasar ese momento.

La muerte nos resulta antipática porque es un frenazo en nuestra vida y un cambio de carril.
Es un dejar todo lo que conocemos, todo lo que consideramos nuestro, nuestros planes de futuro,
nuestras aficiones, nuestras y nuestros...eso, nuestras y nuestros, que nos damos cuenta que
no lo son. Pero es todo lo que conocemos; pues la vida espiritual, aunque la veamos evidente,
aunque creamos que es nuestro destino, un paso adelante en nuestra existencia... Lo creemos,
pero optaríamos por quedarnos como estamos, por mucho que con nuestra fe consideremos que
es un paso obligado hacia una situación mejor.

Nuestras percepciones son sensoriales, no "conocemos" más allá. Sin embargo, ese sentir nos
muestra la evidencia de la vida espiritual , inmaterial ó extramaterial, como prefiramos llamarla.
Por la experiencia sabemos  que todo el que nace tiene que morir, pues no hay nadie que viva
actualmente y que haya nacido en el siglo diecinueve, por ejemplo. Como también sabemos
por la experiencia que la muerte se va llevando vidas indiscriminadamente desde el nacimiento
hasta...ese momento determinado.

Yo llevo viviendo setenta y un años... estoy bien y con ganas de seguir.  ¿Hasta cuando...? No depende de mí.
Pero, sí depende de mí el darme cuenta que lo que conozco, lo que considero mío, no es tal;
ya que,  en pocos años,  no podré disponer de ello.
Estas son consideraciones que ántes ni se me ocurría pensarlas. Prefería ignorarlas. Pero, consideradas o ignoradas, son la realidad que ahí está.
Siendo así la vida, nos interesa muy mucho usar lo que es nuestro como si fuera prestado por
algún tiempo  y usarlo como un medio para vivir mejor y no como la finalidad de nuestra
vida.
Quizás,  muchos de los que lean estos escritos,  piensen que estoy tocado de la cosca o que
son cosas que no hay que considerarlas porque pueden entristecernos.... ¡¡Bendita tristeza!!
Os aseguro que, desde que las pienso, soy mucho más feliz y me he quitado un peso de
encima. Lo que importa no es lo que sabemos, que es muy poco; sino lo que no sabemos,
pero sabemos que es realidad y que, más o menos pronto, también la sabremos gracias a Dios.

15 de abril de 2018

...¿Y YO QUÉ SÉ DE MÍ?

Aparentemente una pregunta tonta... y quizás lo sea; pero me resulta curiosa.
Siempre he creído que mis manos tocaban, mi lengua gustaba, mis ojos veían,
mi cabeza pensaba, mis piernas se movían...Consideraba que los miembros de
mi cuerpo eran los causantes de todas mis sensaciones. No me daba cuenta de que
mi cuerpo es materia inerte vivificada para hacer las atribuciones propias de tal materia:
mantener la unidad de todas las partes, desarrollarse, conservar una armonía...;
pero, materia incapaz  de ver, sentir, oír, gustar, y mucho menos de amar, odiar...
Ester cuerpo , que tanto quiero,  es un simple instrumento de mi yo más profundo,
fundamento  y base de mis pensamientos, de mis sensaciones, de la unidad material de
mi cuerpo, de mis sentimientos, de mi voluntad, de mi libertad.... Ese "Yo" es mi yo,
mi ser verdadero, mi todo, mi persona. Es el límite entre el yo y el tú: pues mi yo piensa,
pero no sabe lo que piensas tú, Siente, pero no siente lo que sientes tú. Mantiene unido
y vivo mi cuerpo, como tu tú mantiene vivo y unido tu cuerpo.
Mi yo es, por tanto, un ser individual, distinto de los demás. No es una fuerza amorfa, sino
un ser concreto, limitado, capaz de desarrollar las funciones de sentir, pensar, querer, actuar,
comparar, decidir, amar, odiar...Un ser, que aunque actúa en la materia, está fuera de la materia,
no es materia física ya que cumple funciones superiores a la física. Un ser, sin embargo, que
está íntimamente ligado a mi cuerpo y que actúa a través de él y en él. Que con él forma
una unidad reconocible como persona humana.
Mi yo es independiente. Cuando actúa, actúa por sí mismo. Sin embargo, no es causa
necesaria en sí, ya que está limitado, definido, tiene cambios .... Necesita de una causa
necesaria que sea la que hace existir este mi yo y ese tu tú. Esta causa necesaria es a donde
 tiende y  sustenta mi yo con una atracción sin límites y que supone para mí la perfecta
estabilidad de mi persona.
Me doy cuenta de  que este es un campo enorme para pensar y razonar. Cierto...

11 de marzo de 2018

HOY ESTARÁS CONMIGO EN EL PARAISO

Partiendo de la clasificación que San Agustín hace de la esencia del alma como sustancia que
está afectada por el tiempo, pero no por el espacio, me ha estado rondando por la cabeza una
idea un tanto tonta, pero que tenía que razonar: nuestra alma, si no está afectada por el espacio,
es amorfa. Pero si mi alma soy yo, mi persona, no puede ser algo universal, algo que se difumine
 en el todo o en la nada y pierda la personalidad, la individualidad.
Las facultades del alma son memoria, entendimiento y voluntad. Mientras vivifica al cuerpo, estas
facultades las ejercita a través de los distintos miembros del cuerpo. Posteriormente, esas facultades
permanecen en el alma y las ejerce directamente; por tanto, recuerda y memoriza, entiende y tiene
voluntad, libertad de decisión....y ese alma soy yo, persona individual e irrepetible. Luego, no desaparezco como persona, como yo. Sigo existiendo y, de la misma manera que yo, siguen exitiendo
todas las personas que han existido en el mundo. Por tanto, soy consciente de mi existencia y
de lo que está a mi alrededor, por decirlo así. Puedo reconocer y comunicarme con las otras personas
que, como yo, siguen existiendo.

De todas formas, yo hablo según voy razonando y puedo equivocarme en mis razonamientos;
pero tenemos  el testimonio de alguien que conoce perfectamente todo, que quiere enseñarnos
y que no se puede equivocar ni mentir: Jesús. El  nos dice que "Dios es un Dios de vivos...",
que "En el cielo se hace más fiesta por un pecador que se arrepiente...", al buen ladrón le dice:
"Hoy estarás conmigo en el Paraíso".... A  Santiago y a su hermano, "no me corresponde a mí
colocaros a mi derecha o a mi izquierda".  Siempre se refiere a personas, a las mismas con  las que
estaba hablando. Este sí es un testimonio irrefutable. Donde están las verdaderas contestaciones
a todas nuestras dudas existenciales es en los evangelios.  Ahí se relata la enseñanza de quien es
el creador y la causa necesaria de todo...Dios mismo.  El mejor Maestro.