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27 de agosto de 2017

PEQUEÑOS GRANDES ABRAZOS

Dicen que estamos en la era de la comunicación, que las distancias no suponen obstaculo, que tenemos a nuestra disposición toda la información que podemos desear... y para qué?
Observamos que esta facilidad de poder comunicarnos, de tener la información que queramos en la palma de la mano no nos está ayudando a ser más sociables, ni más colaboradores con los demás.
Si salimos a la calle ( y sin salir) vemos que la mayor parte de las personas van solas , pendientes de un móvil con el que se ríen, hablan y juegan, sin  hacer caso de su alrededor. Hasta tal punto que en algunas ciudades han pensado en poner señales en el suelo para evitar accidentes de tráfico al cruzar los pasos de peatón  las personas que cruzan ensimismadas con su teléfono. Suele ser frecuente ver a alguien  reír a carcajadas sin que nadie sepa el motivo, grupos de amigos y familiares sentados en la terraza de un bar, cada cual con su móvil sin prestar atención a los demás....
Es curioso que estos adelantos que son para poder comunicarnos y conocer mejor a los demás, nos están produciendo el efecto contrario: nos están haciendo más individualistas, menos sociables y más huraños. Ya no se saluda  cuando te cruzas con una persona, ya no se conversa con los amigos sobre su forma de pensar o sobre sus problemas. No me importa las dificultades que tenga mi compañero, ni sus alegrías. Yo voy a lo mío y tan solo me importo yo....¡Bien vamos!.
Imaginemos, aunque sólo sea por gusto, cómo sería un día de hace cincuenta años vivido hoy:
En una terraza de bar hay un grupo de gente, sentada en una mesa y con unos vasos de bebida y están hablando animadamente. Por la acera de al lado, pasan una pareja con dos hijos pequeños . Se cruzan con otros familiares y , después de saludarse, se interesan por la salud de los abuelos y de los demás miembros de la familia.... Sigan Udes.imaginando y disfrutando del momento.

Y estamos en la era de la comunicación, de los grandes inventos, de la gran información, de la facilidad de trasladarse de un sitio a otro... Y sin embargo, somos inmunes a los problemas de nuestro vecino, aunque estemos al día de los temas más importantes de la nación y del mundo. No vemos la necesidad de sonreír mientras estamos hablando con alguien ni prestamos atención al que nos cuenta sus penas. Creemos que ya tenemos nosotros suficiente con nuestra situación, que, si es buena no nos importa comentarla mientras que nuestro oyente no nos diga que la ayudemos con un poco de nuestro bienestar; y, si nuestra situación no es buena, preferimos que nadie la sepa.

Los adelantos son buenos; pero, cuidado: Que no nos produzca el efecto contrario al que debería.
Tenemos necesidad de una pequeña atención cuando estamos con alguien, de una sonrisa, de un saludo, de una mirada más o menos cariñosa. Necesitamos darnos cuenta de que estamos viviendo en sociedad y que somos alguien en esa sociedad. Estos son los pequeños grandes abrazos que tan sencillos son de realizar y tan difíciles de que se realicen.

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